Ayer a altas horas de la madrugada, en una conversación “cualquiera”, en un bar “cualquiera”, surgió la siguiente consigna: “empezar una relación con una mujer (hablaba un hombre) es como viajar en el desierto y sin mapas”
Lo cierto es que quizá cualquier viaje que se emprenda en la vida es un viaje “sin mapas” y quizá eso lo haga más interesante, más placentero...aunque por supuesto, más arriesgado...
y qué sería de la vida sin riesgo? sin asumir el hecho de TODOS viajamos sin mapas? Porque cuando marcas un destino en un punto indeterminado, te propones con todas tus fuerzas alcanzarlo, y de pronto, un día, crees que has llegado al objetivo, y en ese momento, cuando crees que has conquistado la cima de “tu montaña” la vida te depara un revés, te coloca una segunda montaña que debes superar o traspasar y ahí sí que ya no valen los mapas...
Lo único que sirve es tener la capacidad para sortear los desvíos y aprender la lección, sobre todo aprender y re-descubrir cada etapa del trayecto...
Mi gran dilema es saber si debo viajar con las armas que yo tengo y conozco, o debo esforzarme por conseguir ayuda extra, por modificar mi conducta innata, por actuar de modo que mi corazón, mi mente y mi espíritu quede a buen recaudo y vaya por el “camino seguro”..el que la gente conoce y recomienda.
Personalmente siempre he optado por viajar sin brújula, por dejarme guiar por mí misma, y, si pierdo el rumbo, suelo consultar a los demás compañeros de ruta para saber qué camino escogerían...pero sé que, en última instancia, no decido “yo”, decide Él...mi Ser interno, a quien suelo dejarle a cargo de las decisiones más importantes de mi vida, a veces no entiendo sus motivos, otra me lleva por caminos que no me gustaría volver a recorrer, pero sé que si lo hace así es por algo y yo, confío....sólo confío en su sabiduría, en que Él sabe qué es “lo mejor” para este alma en entreno, para este Ser que ha decidido pisar la Tierra para completar su viaje de vuelta al Hogar.
Hasta hace bien poco mi naturaleza, mi personalidad, mi Ego me impedían dejar hacer, imponía mi criterio constantemente a la Vida, le decía quiero esto y quiero aquello y la vida, generosamente, solía concederme mis peticiones...poco a poco me di cuenta de que no era la mejor forma de viajar, en terreno seguro siempre, pisando tierra firme, sin riesgos, sin miedos, sin Vida...y decidí cambiar, le he dicho a Dios, a la Vida: ahí me tienes, soy tuya, Tú decides... Dadme las cartas, yo las reparto....y el juego ha cambiado, en nada se parece ya a la vida controlada, segura, estable que yo vivía, mi escenario, mis personajes, yo misma, hemos sufrido una gran transformación....pero, cada mañana, me despierto, busco un minuto de calma y, en silencio, me hago la misma pregunta:... Paula, has vivido?.... La respuesta, es un SÍ muy grande y eso me da fuerzas para seguir jugando.
Un beso enorme, Te quiero.
Dedicado a Pedro, un alma grande.
Gracias. Tengo mis mejores deseos apuntándo hacia ti y el dedo sobre el botón.
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