miércoles, 15 de junio de 2011

Aceptando tu Propia Naturaleza











Tantas veces se habla de que hay que aceptar a los demás, las situaciones, los reveses y las cosas que nos amargan de la vida..y qué ocurre con nuestro propio Ser? Qué ocurre con nuestros pensamientos? Con nuestras emociones? Creo que el juego de la vida versa sobre lo mismo, ACEPTARNOS.













Porque sino, nos pasaremos la vida peleados con el ser más importante para nosotros. Uno mismo. Ayer debatía con mi amiga y compañera de vida, Rebeca y me dijo algo que me dejó perpleja: “- Sientes dependencia emocional? Pues disfrútala?”. - Qué? Cómo? Disfrutarla?? La tesis de Rebeca pasaba por la aceptación pero llevada a su lado más dulce…si sientes dependencia emocional, deja de fustigarte, deja de darte latigazos por ello, sino que, en lugar de eso, escúchala, disfrútala y déjala ser para que te muestre lo que quiere enseñarte. Sin más.











Qué complicado. Porque tan pronto como entra un pensamiento, una actitud, una emoción, algo que nuestro ser o nuestra mente juzga “inapropiado”, tan pronto como eso existe en nosotros todas las alarmas se disparan, todo un ejército de defensas nos acelera el pulso y nos pide a gritos que lo eliminemos, que luchemos contra el enemigo, contra ese pensamiento, contra esa emoción, contra eso que se juzga negativo para ese momento.











Quizá la vida no consiste en luchar contra lo que SOMOS, sino en aceptarlo para, desde ahí, comprobar qué ocurre.









Hace tiempo lo debatía con una amiga: “no metas los dedos en el enchufe” me aconsejaba reiteradamente. Sin embargo, si yo nunca hubiese metido los dedos en el enchufe no habría comprobado que, efectivamente, pasa la corriente. Sólo porque un libro me lo diga yo no voy a creérmelo. Así que opté por desoír ese consejo, metí los dedos (y casi todo el brazo) en el enchufe y a día de hoy puedo jurar que sí pasa la corriente.






Algo semejante ocurre con los padres y los hijos, nuestros padres siempre atentos, siempre guardándonos de todo mal, nos aconsejan mil veces que optemos por una cosa y no por la otra… no digo que sea siempre correcto desoír las voces de los demás, pero con esta actitud si bien es cierto que quizá nos salven de peligros (o no), nos privan del placer de “equivocarnos”, del placer de vivir experiencias y de tropezar, de caernos…lo cual debe ser necesariamente vivenciado si uno quiere aprender a levantarse.







Sobre este tema se debate en cuestiones de inteligencia emocional y siempre, el sempiterno debate: reprimir las emociones? o tan sólo conocerlas y aceptarlas? Desde luego, yo opto por lo segundo y, si seguimos el consejo de Rebeca, ya puestos, vamos también a disfrutarlas, es como darle la mano a la vida y decir: confío en ti , muéstrame el camino…y si encuentras un bache parecido al que ya has encontrado con anterioridad, ten cuidado de no volver a caer en él…pero, es que si nunca te has permitido caer, sabrás como salir del agujero?