martes, 16 de octubre de 2012

Se dice que somos lo que pensamos…



Siempre he querido creer en esa idea, pero, por más que lo intentaba, aquello en lo que yo creía, no resultaba por materializarse.

Entonces, en un sueño, hallé la respuesta: no es sólo aquello que piensas o crees con tu mente consciente, sino aquello que existe en ese noventa por ciento de ti que se esconde bajo la superficie de tu ser, es decir, en tu subconsciente.

Así, aun cuando en mi parte consciente diga, por ejemplo: “Soy una mujer bella y hermosa y merezco respeto”, quizá exista una parte en mí marcada por experiencias pasadas que han grabado en mi diseño interior una afirmación enteramente opuesta… Así, aun cuando yo me esfuerce en repetirme conscientemente lo primero, la realidad física no me devolverá ese espejo, sino que, reflejará aquello que en el fondo de mi ser estoy realmente pensando.

Por eso, a día de hoy estoy plenamente convencida de que la frase “CREAS LO QUE CREES” tiene sentido y es enteramente cierta…el truco está entonces en saber primeramente QUÉ CREES, es decir, cuales son esas creencias inconscientes que te conforman, que diseñan y componen tu puzzle interno.

Si yo deseo vivir en abundancia, por ejemplo, y creo que merezco un trabajo feliz, que sea la máxima expresión de mi ser, pero me veo obligada a realizar un trabajo que no me gusta a cambio de dinero, tendré que bucear en mí e indagar qué creencia en realidad estoy sosteniendo:

Realmente creo que tengo derecho a disfrutar plenamente de mi trabajo? Considero que puedo y debo vivir de mi pasión? Entiendo que soy merecedora de aplauso dedicándome a aquello que llena mi alma? O, por el contrario, afirmo tímida e inconscientemente, que debo seguir trabajando muchas horas y sin placer alguno a fin de ser merecedora de un salario? Entiendo que la única forma de vivir es sacrificando mi verdad, mi pasión, mi esencia?

No es nada fácil desenmascarar a estos ladrones del tiempo, a estos ingratos compañeros de viaje que trampean con nosotros una y otra vez...pero, como en todo trabajo de auto-conocimiento, tan sólo es necesario disponer de valor, ganas y esfuerzo y acabarás por descubrirlos…Una vez ahí, frente a frente, cuestiónate quién y cuándo los ha instaurado allí y permítete sentir su efecto en ti, comprueba si vibra contigo o si, por el contrario, su compañía ya no te aporta, ya no es gratificante, ya no te sirve, decídete a vivir bajo otra nueva creencia, más sanadora, más enriquecedora y, después….después, tan sólo prepárate a vivir desde la nueva consciencia...

Recuerda que para acabar con la oscuridad tan sólo es preciso prender una luz.

Feliz noche.

Avanzar....sin Miedo?


- Quiero hacer eso y para poder hacerlo, necesito que me ayudes a eliminar de mí el miedo.
- No puedo hacerlo
- Qué quieres decir?
- Que si sientes miedo, lo siento mucho, pero deberás avanzar con él….o quedarte donde estás; sentir ese miedo es parte de tu aprendizaje, de tu lección vital, sentirlo y seguir caminando hacia al frente con - y a pesar de - él…Si consigues que ese viento que supuestamente amenaza de frente no te impida seguir avanzando, quién sabe lo que encontrarás después? Quién sabe lo que vendrá cuando lo superes? Ahí está tu prueba, ahí está tu reto, el descubrirlo.

Nadie consiguió avanzar jamás sin miedo, el miedo forma parte de nuestra inherente naturaleza esencial como seres humanos, pero una cosa es sentirlo y actuar pese a él, y otra muy distinta es permitir que nos paralice, que nos atemorice, que nos reduzca a la ínfima parte de lo que somos.

La idea de caminar sin miedo es sugerente y tentadora, pero irreal, tal vez, y sólo tal vez, la única manera de conseguir hacerlo es enfrentarse a esa sensación, dar un paso al frente y, pese a todo, seguir adelante.

Recuerda que nunca estamos solos, aunque no lo creamos, millones de almas dependen de nuestra evolución personal.

Un fuerte abrazo.


lunes, 15 de octubre de 2012

Y llegó Octubre...

Y yo me pasaba días reclamando ayuda, buscando respuestas…octubre llegó como una brisa fuerte, desmontando estructuras…haciendo limpiezas de almas y armarios…imponiendo nuevas ideas, nuevas formas de ver y sentir la realidad..y así, al tiempo que en la calle cada árbol perdía su envoltura, yo empecé poquito a poco a quitarme la mía. Y no es fácil…no es fácil sentirse indefenso sin tu “abrigo”, sin esa prenda que has vestido tanto que la confundes contigo mismo, no es fácil plantarse y decirle a tu ego: hasta aquí hemos llegado, la vida, a partir de ahora, he de vivirla en esencia, vibrando desde la verdad, mi Verdad. En el “Libro Tibetano de la Vida y la Muerte” se reflexiona al respecto…cuando una persona decide desenmascarar a tu ego, éste insiste en permanecer a su lado y continuamente ofrece motivos y razones para no ser abandonado, porque, sin él, qué nos queda? … La nada; sin él, hay un vacío, el abismo, lo incierto...y eso da demasiado miedo como para ser verdad, por eso nos aferramos a situaciones conocidas, a aquellas que, aun cuando no ofrecen la mejor versión de nosotros mismos, no suponen una amenaza porque nos movemos en terreno conocido, cómodo, confortable…se dice que si metes a una rana directamente a una olla hirviendo la rana saltará corriendo espantada fuera del agua…sin embargo, si vas poquito a poco subiendo la temperatura del agua, con la rana dentro, ésta irá adaptándose poco a poco a esa nueva temperatura y así, aunque llegues a superar la temperatura de cocción, la rana no lo sentirá como una amenaza ni como algo desagradable. Lo mismo sucede con nuestra vidas, constantemente nos vamos a adaptando a situaciones sonde nuestra esencia más pura no brilla, pero son situaciones cómodas, tranquilas, donde sabemos qué terreno pisamos y donde no tenemos que enfrentarnos al miedo paralizante de no poder ni saber definir quiénes somos (aunque, sin saberlo, seamos muchísimo más que esa simple “definición”). Hay un poema de Ruben Alves precioso al respecto: “Somos así. Soñamos el vuelo, pero tememos las alturas. Para volar, es preciso tener valor para afrontar el terror al vacío. Porque es sólo en el vacío donde el vuelo tiene lugar. El vacío es el espacio de la libertad, la ausencia de certezas. Pero es esto lo que tememos: el no tener certezas. Por eso cambiamos el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde las certezas viven